Mamá me besa la frente y dice que tengo fiebre, como si su boca fuera un termónetro. Los termónetros son unos palitos que si un grande los ve dice si hay fiebre ni idea como hacen, yo rompí uno cuando lo acerqué a la tetera, se explotó todo. Es horrible tener fiebre porque hay que estar en cama y tenés calor y si es verano tenés calor dos veces. Por eso me ponen una toallita mojada en la cabeza y se siente lindo, dos segundos y después se pasa, una vez Julieta me dio la mano en el recreo y era lo mismo dos segundos que se sentían como una toallita mojada en la frente cuando tenés fiebre. Me siento cansado y quiero dormir todo el día. Que invento más feo la fiebre. Se me ocurrió un cuento de miedo donde un nene tiene fiebre pero está solo, nadie le pone toallitas ni le da el jarabe. A mi asusta imaginar ese cuento. Pobre nene. Hay dos cosas para hacer dormir o mirar el cielo por la ventana y contar los aviones dice mi mamá, hasta ahora conté cero, no es muy divertido ese juego la verdad es como el que se queda más tiempo callado, a los grandes no les tendrian que dar permiso para hacer juegos.
Miro por la ventana y hay una estrella, una sola estrella para mirar ojalá Julieta esté viendo la misma estrella. Me dan el jarabe y me pongo a dormir.
Textos que son un jenga de palabras
Los textos se fugan de los renglones, de los márgenes, de la tapa de atrás de los cuadernos. Se escapan y vienen a parar aquí...
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sábado, 11 de febrero de 2017
termómetros
viernes, 16 de septiembre de 2016
Hay muchos ojos. Verdes, rojos, amarillos, marrones, negros. Cada par se mueve porque hay una brújula que les dice a donde apuntar.
A un costado de esa caja de botones que pestañean, hay dos pares que se sostienen pero con hilos diferentes. Están cosidos, pero cada uno con su hilo.
En un banquito de plaza, hombro con hombro y cabeza con cabeza construyen una mirada del mundo.
Construyen una lágrima que refleja al lago que tienen en frente, que refleja la luna, que refleja al sol, que nace la lágrima.
Quietos. Quietos. Muy quietos. Como el satélite que da vueltas al mundo y los miras desde arriba. Entonces, ojos verdes, rojos, amarillos, marrones, negros y de satélite los miran.
Un par de ojos cansados los ve y siente frio. Unos ojos que están solos, los ve como una patria. Unos ojos negros los ve y mueve la cola. Unos ojos que no paran, ven a dos que hacen uno. Cada mirada les da una vida.
Ellos solo se sostienen para no romperse más de lo que ya están rotos. Hombro con hombro y mano con mano construyen otra cosa además de un silencio que dura.
lunes, 24 de agosto de 2015
Princesa
Llevo tanto tiempo encerrado que me inventé un idioma de bostezos, unos son para cuando estoy cansado, otros para cuando estoy aburrido, otro para cuando estoy triste y así, un idioma de bostezos. Iba a hacer una
gramática pero empecé a abrir la boca como morsa y no me salió. A veces maquillaba la desesperanza con sueño.
Lo bueno era que no estaba solo, la Polimpoloposa me cuidaba, con su cuello largo y sus dientes finitos. La Polimpoloposa tenía ojos de línea y eran grandes como sandías que come un gigante, así de grandes eran. Su voz telepatica era lo que me daba miedo, no movía la boca
pero le salían palabras y hablaba en futuro perfecto. Ay me acuerdo y me da un escalofrío.
Me afeitaba mirando la ventana, porque hay veces que quiero sentirme lindo, miraba a ver si algo cambiaba, el cielo, el camino, la torre, la enredadera que trepa por la ventana, la Polimpoliposa que me
cuida de algo, un puntito.
¿Un puntito?¿Eh?
Si y se mueve y viene para acá,
Polimpo ataque, dale que se acerca.
La Polimpo abrió las alas grises y la violencia se le fue a los dientes, y... juish. La Polimpo cayó de un bostezo desconocido para mi.
El puntito se bajó de su otro puntito y los pies se le movieron , se acercó,
desde la ventana de la torre vi elpuntito que parecía un hombre, un hombre mujer.
Me mató la Polimpo, ahora venía a matarme, porque si, yo ya estaba acostumbrado a estar con la Polimpo, aunque me diera un poquito de miedo, yo no sabia cuidarme de algo ¡No sabía cuidarme de nada!
Un sonido parecido al que yo hacía cuando caminaba se sentía cerca, pero no era yo, mis pies estaban quietos, la caballero habia llegado hasta el último piso, tiró la puerta de una patada, se sacó el yelmo y con su boquita de corazón rojo me dijo: -Hay que ser bien bestia- y ...
La Polimpoloposa alguna vez tal vez vuelva, tal vez ser la princesa me queda más cómodo. Pero mi caballero de boquita de corazón rojo que a veces sabe a frutilla, tiene la costumbre de mirarme los ojos cuando estamos solos.
martes, 23 de junio de 2015
Citas
las ví asi que no sé si eran rojas, o negras o azules o verdes, pero no las
escuché como zapatos asi que imagino que tenía zapatillas. Los ojos delineados, la boca pintada, los dientes en la boca y sus pupilas en las mías, cuando yo me dejaba. Ahí, en una mesa, estábamos mujer y tortuga, mujer y caracol, mujer y tiempo, de espera, de cola, de arena.
queríamos decir. Ella estaba linda y no se lo dije, porque no me salía, porque lo boludo no me dajaba solo.
hombros y el cuello la hacían linda.
Nos fuimos de la mesa y caminamos.
Y ahí estuvimos caminando en la noche, con los elefantes blancos chiquititos a lo lejos arriba arriba en el cielo. Caminando juntos pisando las mismas baldosas, mujer y tortuga, mujer y caracol, mujer y tiempo, de espera, de cola, de arena.
Nos sentamos en la plaza y continuamos hablandonos y callandonos mucho, muchísimo, yo pensaba que era nuestro idioma, ella no.
Y se fue, y chau, y te abrazo y te beso en el cachete. Y no, en la boca besos esa noche no hubo.
Los elefantes blancos chiquitos en el cielo cayeron y saltaron la cuerda, hicieron cráteres en la calle, salpicaron barro por todas partes y terminaron de romper todo lo que yo no había roto ya.
Boargame
vereda, a una hora en la que de a ratitos se ven
naranjas. Caminan y desde los pájaros, desde las
nubes, desde los aliens se ven como dos fichitas
de un juego de mesa que avanzan las baldosas
como casilleros.
La fichita roja tiene un zapallo de mascota, la
fichita azul dos mamás. A la fichita azul el
mundo le pasa en el bolsillo, a la fichita roja el
mundo le pasa en la voz. La fichita roja de
sonrisa roja habla de lo que era. La fichita azul
de cuello azul habla de lo que podría haber sido
(parece que les encantan los pretéritos).
Las fichitas avanzan.
Tap. Tap. Tap. Tap.
Para los jugadores es el juego más aburrido del
mundo. Sienten que dan vueltas en una calesita
perpetua. Los dados siempre tiran uno. Los
jugadores se aburren, se levantan. Pero las
fichitas siguen avanzando, felices y cansadas,
cantan temas de los Beatles, las fichitas juegan
a un simulacro de soledad.
Inventario
hacer y me dijo que lo hiciera. Damián siempre
me habla, siento que no soy olvido en él.
Hablo con Flor, después de mucho tiempo, de
libros y de osos. Y hablamos sin ahorrarnos
palabras.
Fede me presta un teclado porque lo necesito.
Con él y Maca estudiamos filosofía en el pasillo,
hablamos de nosotros, estudiamos, hablamos de
Sasha Grey y seguimos estudiando. Somos Fede y
Fede. Es gracioso.
Martín me lleva otro teclado, me muestra cosas
que hace por el grupo, él me presta libros y
comics que no se si pudiera haberlos leído de
otra forma, además cada vez que abro uno tiene
el olor a su casa. No es egoísta con lo que sabe.
Ana se despide, me dice -Chau gato- y me
abraza antes de irse.
Veo a Adriana cuando salgo del trabajo. No le
pude decir nada pero verla bien me tranquiliza.
Ana me muestra fotos viejas de nosotros. Ay. Nos
vemos tan chiquitos. Sonrio y ay.
Andrea prepara un puré riquísimo.
Lourdes me invita a salir. Salimos al patio y nos
tiramos en el pasto y comemos pomelos en la
siesta. Lourdes me pone pausa.
Me dan días en el laburo para que pueda
estudiar, me dicen que descanse, que igual me
van a pagar. Que no me preocupe por eso. Me
pagan.
Una noche me quedo despierto para seguir
estudiando, duermo en la tarde noche, les aviso
a mis papás. Cuando me acuesto los escucho
que hablan en susurros y se cuentan sobre su
día mientras toman mate.
Juan Cruz me desea suerte en el recuperatorio y
me dice que me va a pasar un video de
Evangelion y Disney y me lo pasa. Es como un
perrito, pobre que me aguanta.
Mauro también me desea suerte y me dice que
me tranquilice, que la vamos a sacar. Se sienta
cerca mío.
Fellini se sube al techo. Es un gato que sabe
subir pero no aprendió a bajarse. Me subo al
techo de casa y veo mi barrio desde otro lugar.
Me siento un comic.
Lucas me pregunta como estoy. Me hace reir de
verdad. Nos acompañamos haciendo un trabajo
práctico en la noche. Lucas con sus abismos
ontológicos capilares me soporta.
Marcelo me ve y me abraza.
Andrés me habla de Flash y cantamos y todo
está bien ahí.
Ludmi Luismi me dice que la salude, yo la abrazo
y ella se deja abrazar.
Viky no tuvo un buen día y así todo me dice que
me quiere.
Maca me dice que encontro un dibujo mío entre
sus apuntes, me lo dice bajito con una cara con
sonrisa. Mira para abajo mientras lo dice, debe
ser porque estamos leyendo. Pero es lindo.